NOVIEMBRE 16 -- La Voz Amada -- Santiago Canclini

LA VOZ AMADA

" A este abre el portero , y las ovejas oyen su voz
y a sus ovejas llama por su nombre y las saca.
Y cuando ha sacado afuera a todas las propias
va delante de ellas
y las ovejas le siguen porque
conocen su voz
(Juan 10 : 3--4 )


"Oyen su voz " " Conocen su voz " .... y siguen esta voz
¿ por que ? porque es la voz de quien conoce a sus
ovejas y las ama y da su vida por ellas.
Es la voz inconfundible del buen Pastor que llama a
cada una " por su nombre " Por eso sus ovejas le
siguen solamente a El y no a otro " porque no conocen
la voz de los extraños " No hay otra voz como la suya.
¿ Cuantos sonidos y voces puede captar el oído
humano ! pero ¡ cuanto mas el alma !
Muy pronto el niñito distingue la voz de la madre
a quien quiere , " la voz amada "
Como el silencio de la noche del cuadro de
Cantares " Es la voz de mi amado que me llama "
Hay voces que nunca olvidaremos , que
reconoceriamos entre el bullicio de la
multitud porque están grabadas en en lo
mas profundo de nuestros recuerdos y de nuestros
corazones
¡ Así es la voz del Salvador para quien le ama !
Oye su voz y se goza grandemente pues El llama
" a cada una por su nombre " Después de la
resurrección estando María en el huerto basto
que el Señor le dijera : ¡ María ! para que ella
respondiera , : ¡ Maestro !
¿Como confundir aquella voz ?
Es el mismo que dice " Si alguno oyere mi voz "
es la voz que p¡de entrar en el corazón , es la
voz del que llama , que insta , que guia
" entonces tus oídos oirán a tus espaldas
palabras que digan : Este es el camino
andad por el. "
Oh Dios mio ! afirma mi alma para que en
medio de mil y una voces del mundo que
me rodea , pueda sintonizar con claridad
la voz melodiosa de mi Pastor y Señor
y así que pueda seguirle con fidelidad.

Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco
y me siguen , Yo les doy vida eterna y no perecerán
jamas , y nadie las arrebatara de mi mano
Mi Padre que me las ha dado
es mayor que todos y nadie las puede
arrebatar de las manos de mi Padre
Yo y el Padre
una cosa somos

( Juan 10 : 27--29 )