Septiembre 4 -- A QUIEN AMA MI ALMA - Ch Spurgeon

¡ OH TU A QUIEN AMA MI ALMA ¡
Cantares 1 : 7

Es bueno poder decir del Señor Jesús sin ningún: “pero “,

“quizás “o “si “ ¡ OH TU A QUIEN AMA MI ALMA ¡

muchos solo pueden decir que creen amar a Jesús , confían

en que lo aman pero solo una experiencia superficial

satisfará con quedarse allí. Ninguno debe dar reposo a su

espíritu hasta sentirse completamente seguro en un asunto

de tan vital importancia. No debemos quedarnos satisfechos

con la superficial esperanza de que Jesús nos ama y con la

mera creencia de que nosotros le amamos a El Los santos

de la antigüedad hablaban claramente ¡! Pablo decía = Yo se en

quien he creído ¡! Job decía = Yo se que mi Redentor vive ¡!

Asegúrate de amar realmente a Jesús y no quedes satisfecho

hasta que puedasdecir con certeza de que tienes interés en El ,

el que sin duda ya tienes por haber recibido el testimonio del

Espíritu Santo , porque es EL quien tiene que efectuarlo

en corazón , el amor que El sella en el corazón por la fe , es

con elConsolador . El espíritu Santo es quien tiene que efectuar

esta obra en el corazón Pero la razón lógica por la cual amamos

a Jesús esta en El mismo ¿ Porque amamos a Jesús ¿? Porque

El nos amo primero. ¿ Porque amamos a Jesús ¿? Porque El

se dio a si mismo por nosotros , tenemos vida por su muerte y

perdón y paz por su sangre , aunque era rico por amor de nosotros

se hizo pobre ¿ Porque amamos a Jesús ¿? Por la excelencia de

su persona , estamos satisfechos con la sensación de su hermosura ,

Con la admiración

de sus encantos , y el conocimiento de su infinita perfección Su

grandeza , bondad y amabilidad se combinan en un excelente rayo

que fascina el alma hasta exclamar “ TODO EL ES CODICIABLE

“ Bendito amor que une el corazón con cadenas mas suaves que la

seda y mas sólidas que el diamante


Spetiembre 3 _ ABBA PADRE -- David Wilkerson

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios

SAN JUAN 1 : 12--13

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados

ROMANIOS 8 : 14--17

El Espíritu Santo tiene una manera de simplificar nuestra relación con Dios el Padre y con Jesús. El es el que nos enseña a decir, "Abba, Padre."

Esta frase se refiere a una costumbre oriental de los días de la Biblia, que tenía que ver con la adopción de un niño. Antes de que los papeles de adopción fuesen firmados y sellados por el padre adoptivo, el niño veía a este hombre sólo como un padre ajeno. El niño no tenía ningún derecho de llamarlo Abba, que significa "mi". Pero, tan pronto como los papeles eran firmados, registrados y sellados, el tutor del niño se lo entregaba al padre adoptivo, y por primera vez el niño podía decir "¡Abba Padre!" Mientras el padre lo abrazaba, el niño clamaba, "¡Mi padre! El ya no es tan sólo un padre. ¡El es mío!"

Este es el trabajo y ministerio del Espíritu Santo. El es nuestro tutor de Cristo. El nos presenta al Padre. Y continúa recordándonos, "Yo he sellado los papeles. Ya tú no eres un huérfano – ¡tú eres legalmente un hijo de Dios! Tú ahora tienes un Padre muy amoroso, rico, poderoso. Abrázalo – llámalo 'mi Padre'. ¡Yo he venido a mostrarte cuán amado eres de él! ¡El te ha amado y te ha querido a ti!"

Nuestro clamor debería de ser lleno de suprema alegría y agradecimiento. El Espíritu en nosotros, literalmente clama, "Tú eres un heredero, y has heredado todo lo que Jesús ganó."¡Y cuán grande herencia tienes, por que tu PADRE es el más rico de todo el universo! No te alejes con timidez de él, él no está enojado contigo. Deja de actuar como si fueses un huérfano que está en la miseria, y que le falta felicidad y victoria espiritual. ¡Tú no eres un abandonado – así que disfruta de él!

No solamente no estamos abandonados, sino también el Espíritu Santo está allí con nosotros durante los momentos de confusión y sufrimiento.

La misión del Espíritu Santo es consolar a la novia de Cristo mientras el novio está ausente. "Y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16). "Mas el Consolador, el Espíritu Santo" (v. 26).

Consolador significa "uno que alivia en tiempo de dolor o pena" – uno que calma el dolor y las penas, trae alivio, consuela y anima. Pero me gusta otra definición que viene del Griego: "Uno que prepara una cama tibia de protección para ti". Durante las noches frías de tu alma, él te acuesta en la suave cama de su consuelo, calmándote con las caricias de su mano.

Al nombrar al Espíritu Santo como el Consolador, Jesús hizo una predicción infalible. El estaba prediciendo que su gente sufriría malestares, y necesitarían consuelo – por que habría mucho dolor y sufrimiento para su pueblo en los últimos días.

El Espíritu Santo trae consuelo al recordarle que él vive en usted con todo el poder de Dios inherente en su ser. Esa es la razón por la cual usted puede decir, "¡Mayor es aquél que está en mí que todos los poderes del mundo combinados – más grande que todos los poderes de los demonios!" Dios envió al Espíritu para mantenerlo a usted fuera de las garras de Satanás – para levantar su espíritu, disipar toda depresión e inundar su alma con el amor de su Señor.

"Sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; por que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:3, 5)



Septiembre 2 -- Saco de Piedras -- Max Lucado

“Venid a mí todos los que estáis trabajaos y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateto11:28-30)

TU SACO DE PIEDRAS

Tienes uno. Un saco de harpillera. A lo mejor no estás consciente de él. Es posible que no se haya dicho nada al respecto. Quizás no lo recuerdas. Pero se te dio uno. Un saco. Un saco de harpillera áspera y basta.

Te hace falta el saco para cargar las piedras. Rocas, peñascos, guijarros. De todos tamaños. De todas formas. Todas indeseables.

No las solicitaste. No las buscaste. Pero te las dieron.

Algunas fueron rocas de rechazo. Se te entregó una la vez que no pasaste la prueba. No fue por falta de esfuerzo. Sólo el cielo sabe cuánto practicaste. Pensaste que eras lo suficientemente bueno par formar parte del equipo. Pero el entrenador no. El instructor no.

No es necesario que vivas mucho tiempo para obtener una colección de piedras. Obtienes una mala nota. Tomas una decisión incorrecta. Armas un lío. Te apodan algunos nombres desagradables. Se burlan de ti. Abusan de ti.

Y así es que el saco se pone pesado. Pesado por causa de las piedras. Piedras de rechazo. Piedras que no nos merecemos.

Junto con algunas que sí merecemos Mira hacia el interior del saco de harpillera y verás que no todas las piedras son de rechazos. Existe un segundo tipo de piedra. La del remordimiento.

Remordimiento por la vez que diste rienda suelta a la cólera.Remordimiento por el día que perdiste el control.Remordimiento por el momento que perdiste tu orgullo.Remordimiento por los años que perdiste tus prioridades.E incluso remordimiento por el momento en que perdiste tu inocencia.

Una piedra tras otra, una piedra de culpa tras otra. Con el tiempo el saco se pone pesado. Nos cansamos. ¿Cómo puedes tener sueños para el futuro cuando necesitas de toda tu energía para llevar el pasado a cuestas?

Con razón algunos se ven desdichados. El saco demora el paso. El saco raspa. Ayuda a explicar la irritación de tantos rostros, tantos pasos arrastrados, tantos hombres caídos y, por encima de todo, tantos actos desesperados.

Te consume la necesidad de hacer lo que sea para conseguir un poco de descanso.

Así que te llevas el saco a la oficina. Determinas trabajar con tanto ahínco que lo olvides. Llegas temprano y te quedas hasta tarde. La gente está impresionada. Pero cuando llega la hora de ir a casa, allí está el saco…esperando que lo lleven afuera.

Cargas el saco hasta una hora feliz en un bar. Un nombre como ese debe dar un cierto alivio. De modo que apoyas el saco en el piso, te sientas en la banqueta y bebes algunos tragos. La música se vuelve fuerte y tu cabeza se pone liviana. Pero entonces llega la hora de partir, miras hacia abajo, y allí está el saco.

Te arrastras hasta una sesión de terapia. Te sientas en el diván con el saco a tus pies y vuelcas todas tus piedras sobre el suelo y llamas a cada una por su nombre. El terapeuta escucha. Simpatiza contigo. Se brindan algunos consejos útiles. Pero cuando el tiempo se acaba, te ves obligado a juntar las rocas y llevarlas contigo.

Te desesperas tanto que decides probar un encuentro de fin de semana. Un poco de excitación. Un abrazo arriesgado. Una noche de pasión robada. Por un momento la carga se aligera. Pero luego se acaba el fin de semana. Se pone el sol del domingo y, aguardándote al pie de la escalera del lunes, se encuentra…lo adivinaste, tu saco de remordimientos y rechazos.

Incluso hay quienes llevan el saco a la iglesia. Quizás la religión ayude, razonamos. Pero en lugar de remover algunas piedras, algún predicador bien intencionado pero mal dirigido puede incrementar la carga. Los mensajeros de Dios a veces lastiman más de lo que ayudan. Y a lo mejor abandonas la iglesia cargando algunas piedras nuevas en tu saco.

¿El resultado? Una persona que se arrastra por la vida, cargada por el pasado. No sé si lo has notado, pero resulta difícil ser considerado cuando cargas un saco de harpillera. Resulta difícil apoyar cuando uno mismo está hambriento de apoyo. Resulta difícil perdonar cuando uno se siente culpable.

A no ser que el ciclo se interrumpa.

Lo cual nos conduce a la pregunta:” ¿De qué modo puede una persona obtener alivio?”

Lo cual, a su vez, nos lleva a uno de los versículos más bondadosos de la Biblia:“Venid a mí todos los que estáis trabajaos y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateto11:28-30)

“Venid a mí”, dice el versículo.
Jesús dice que Él es la solución para el cansancio del alma.

Ve a Él. Sé sincero con él. Admite que tienes secretos del alma que nunca has enfrentado. Él ya sabe lo que son. Sólo espera que le pidas ayuda. Sólo espera que le entregues tu saco.

Adelante. Te alegrarás de haberlo hecho. (Los que están cerca de ti también se alegrarán…resulta difícil lanzar piedras cuando has dejado tu saco ante la cruz).


Septiembre 1 - AMOR CLARO -- CH Shaw

Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Juan 13.1


La agonía de la cruz no era desconocida para Cristo, aunque él mismo no había transitado aún por ese camino. Pero los Romanos habían introducido este cruel método de muerte mucho años antes de que el Hijo de Dios caminara por esta tierra. Hemos de suponer, entonces, que Jesús había visto, en más de una ocasión, a los reos colgados de maderos en las inmediaciones de las ciudades de Israel.

La verdadera magnitud de la prueba que lo esperaba se ve revelada en toda su intensidad en la agónica lucha que se libró en Getsemaní. Allí, el Mesías confesó a sus más íntimos que se sentía angustiado hasta el punto de la muerte.El amor no conoce situaciones personales que lo libran de la responsabilidad de expresarse en forma práctica en la vida de los que están a su alrededor. ¡Cómo no dedicar, entonces, las horas y los días previos a esta titánica prueba a fortalecer el espíritu y concentrar los recursos espirituales! Si en algún momento alguna persona tuvo derecho a centrarse en sí mismo frente a una inminente crisis, esa persona fue Jesús. Hubiéramos entendido que, frente a semejante prueba, se hubiera mostrado distraído o melancólico.

Juan, sin embargo, nos hace notar que el evento que está por describir ocurre con el pleno conocimiento por parte de Cristo, de que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre. Y el paso lo daría, irremediablemente, por la cruz. En este momento crucial de su vida, Cristo continuó pensando en sus discípulos, y no permitió que sus luchas personales lo distrajeran del compromiso de amarlos en todo momento y en toda circunstancia. La lección que nos deja su ejemplo es clara: el amor no conoce situaciones personales que lo libran de la responsabilidad de expresarse en forma práctica en la vida de los que están a su alrededor. Todos hemos conocido situaciones donde una persona con una enfermedad incurable, hospitalizada, anima y bendice a los que la visitan para animarla.

Su ejemplo nos habla de una vocación que no conoce feriados, ni vacaciones, ni tampoco circunstancias en las cuales es lícito dejar de amar.

Esta vocación no es la misma cosa que la esclavitud al servicio, tal como la que mostró Marta cuando el Mesías la visitó en su casa (Lc 10). Esta es otra cosa enteramente diferente. Pero el que ama de verdad, ama en toda circunstancia, aun en medio de profundas pruebas personales. ¡Esto sí que es amor!

AGOSTO 18 -- Mente Provada

Texto Bíblico: 2 Corintios 5.21
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

El tercer punto de ataque que Satanás utilizó para quebrantar la decisión de Cristo de servir a su Padre fue la mente. Frente al fracaso de hacer caer al Hijo apelando a sus necesidades corporales y de su yo, decidió, entonces, atacar las bases de su raciocinio.

Eso ocurrió en el Getsemaní. Allí Jesús fue enfrentado con una visión futura y total de la cruz, y todo lo que él soportaría. Jesús vio la contradicción que tendría que sobrellevar; él, quien no conocía pecado tendría que convertirse en pecado (2Co 5.21). La presión de tener que convertirse en lo que más odiaba fue una carga casi intolerable para el Hijo del hombre.
Jesús tuvo la determinación de hacer la voluntad de su Padre, sin importar cuán contradictoria pareciera esta.
Él sufrió todos los síntomas de la presión: gemidos, lágrimas, sudor e intensa agonía interna. Su mente fue sacudida como por una tormenta mientras se debatía entre dos principios contradictorios. Tres veces tuvo que acercarse con insistencia a su Padre en oración, buscando ayuda, y durante todo ese tiempo Satanás esperaba que su mente se quebrara, dejándolo quebrantado y desvalido. Pero una vez más, Jesús volvió a su determinación de hacer la voluntad de su Padre, sin importar cuán contradictoria pareciera esta. «Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» (Lc 22.42) La victoria se logró y luego la paz, porque su voluntad se mantuvo firme en medio de la tormenta.

Satanás sabe muy bien cómo puedo ser destruido a través de la conmoción mental. El ser llamado «loco» fue una de las críticas que a Pablo le tocó que enfrentar (Hch 26.24; 1Co 5:13). No se protege la mente tratando de resolver los problemas con el uso de la razón, sino con la disposición de mantenerse sujeto a Dios y dejarlo a él resolver los problemas como le parezca. «Hágase tu voluntad» (Mt 26.42) es más que una simple oración; es la terapia mental que el engañador no puede deshacer. Si mantengo mi voluntad intacta, Dios me dará el espíritu de «poder, amor, y dominio propio» (2Ti 1.7).

Tomado de Celebrando a diario con el Rey, de W. Glyn Evans

JULIO 2 -- Resistid y Huirá -- David Wilkerson

Satanás tentó a Jesús con la siguiente oferta: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9).

Esto suena tan extraño, tan ridículo, ¿cómo podría ser considerado como una tentación? Aunque usted no lo crea, ésta era una tentación sutil y poderosa. Satanás estaba desafiando a Jesús, al decirle: “Te prometo que si tan sólo te inclinas levemente a mis pies, en un sencillo acto de adoración, abandonaré la pelea. Rendiré todo mi poder sobre estos reinos. Ya no poseeré a nadie ni esclavizaré a ninguno. Sé que amas a la humanidad tanto como para ser maldecido por Dios por causa de ellos. Entonces, ¿por qué esperar? Te puedes sacrificar ahora mismo, y liberar al mundo a partir de este momento”.

¿Por qué estaba dispuesto el diablo a rendir todo su poder por esto? Estaba tratando de salvar su propio pellejo. Satanás sabía que su destino eterno estaba determinado en el Calvario. Así que, si él pudiera tan sólo impedir que Jesús fuera a la cruz, podría librarse de tal destino.

Usted se estará preguntando: “¿Qué tiene que ver esto conmigo?” Satanás sigue tentando a los justos con una oferta similar. Satanás viene a nosotros con amenazas y acusaciones. Nos dice: “No tienes que adorarme, porque yo ya tengo acceso a tu carne. Conozco todas tus debilidades. Así que, anda nomás y testifica sobre tu libertad en Cristo. Cuando estés cantando tus alabanzas más fuertes, me impondré sobre tu mente con maldad. Traeré tu pecado a ti de una forma tan poderosa, que perderás toda esperanza de ser libre. No tienes poder”.

¿Cómo respondemos a las acusaciones de Satanás? “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). No importa cuántas tentaciones Satanás lance sobre usted. Usted no tiene por qué temer ningún pecado de su pasado. Si la sangre de Cristo lo ha cubierto, entonces el diablo no puede hacer nada para separarlo a usted del Padre.


JULIO 1 -- No solo de Pan -- David Wilkerson

Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:2-3).

En el momento en que Jesús era físicamente vulnerable, el diablo trajo su primera tentación.

No había pecado en tener hambre. Así que, ¿cuál era el asunto aquí? Satanás estaba desafiando a Jesús: “Si eres completamente Dios, entonces tienes el poder de Dios en ti. Y ahora mismo, estás en una situación muy dura. ¿Por qué no usas el poder que Dios te ha dado para librarte a ti mismo? ¿No te dio Él dicho poder para ver si lo usarías correctamente?”.

Acá tenemos una de las tentaciones más insidiosas que enfrenta el verdadero pueblo de Dios. Como Jesús, el ejemplo, usted tiene una pasión por Dios. Ha decidido rendirse a Él con todo su corazón. Luego el Señor lo lleva a experimentar el desierto y, luego, surgen preguntas. Usted comienza a desorientarse y duda sobre el propósito eterno de Dios en su vida. Y mientras trata de orar y obtener la victoria, las tentaciones de Satanás parecieran ser más feroces que nunca.

El enemigo quiere que usted viva independientemente del Padre. El diablo dice: “Tu sufrimiento no es de Dios. No tienes que pasar por esto. Tienes el poder de Dios en ti, por el Espíritu Santo. Di la palabra, libérate a ti mismo. Satisface tu propia hambre”.

La primera artimaña de Satanás fue crear un fracaso del poder. Esperaba que Dios no honrase el clamor de Jesús por pan, si lo hubiera pedido. Si el poder del cielo fallara, entonces Cristo dudaría de su divinidad y se alejaría de su propósito eterno en la Tierra. Segundo, Satanás sabía que Jesús fue enviado para hacer sólo lo que el Padre le dijo. De modo que se propuso convencer a Cristo a que desobedezca por su propio bienestar. De esa forma, si Jesús usaba su poder ahora, para evitar el sufrimiento, podría hacer lo mismo luego, para evitar la cruz.

Así que, ¿cómo respondió Jesús a la tentación del diablo? “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Cristo dijo, en esencia: “Mi venida a la Tierra no tiene que ver con mis necesidades, dolores, heridas o comodidad física. He venido a dar a la humanidad, no a salvarme a mí mismo”.

Aun en ese nivel de sufrimiento, Jesús no perdió de vista su propósito eterno. Y si nuestro Señor aprendió dependencia y compasión a través de una experiencia en el desierto, nosotros también.