Septiembre 5 -- El hace perfecto mi camino - Ch Shaw

Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?

Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino

Salmo 18:32--33



Muchos de nosotros crecimos escuchando mensajes acerca de lo importante que es descubrir la voluntad de Dios para nuestras vidas. La convicción que ha hecho popular esta idea es que si descubrimos la voluntad del Padre podremos emprender una vida exitosa. En mi rol como consejero he conocido a personas que han llegado, literalmente, a un estado de parálisis por el temor de errar el camino. Suponen que existe un solo camino, y que fuera de él jamás podrán alcanzar la bendición del Señor.

Con el pasar de los años se ha apoderado de mí cierto escepticismo con respecto a esas creencias. El margen de error es tan pequeño que prácticamente asegura el fracaso de la mayoría. Solamente algunos afortunados descubrirán el camino «trazado para ellos». Los demás están destinados a una vida de mediocridad porque supuestamente no descubrirán la voluntad de Dios para ellos.

El salmista nos da una perspectiva mucho más amplia del asunto. Afirma que Jehová es el que «hace perfecto mi camino». Me gusta la palabra que escoge la Nueva Versión Internacional: «él endereza mi camino». La idea que pareciera transmitir este concepto es que el camino lo arregla el Señor, no importa donde nos encontremos. El hombre o la mujer que teme a Dios pueden estar seguros que el Señor irá delante de ellos enderezando sus pasos, aun cuando no tengan certeza de estar en el camino correcto.
El hombre o la mujer que teme a Dios pueden estar seguros que el Señor irá delante de ellos enderezando sus pasos, aun cuando no tengan certeza de estar en el camino correcto.

La clave del asunto está en la persona que transita por ese camino. Este no es un principio que es aplicable a cualquier persona, sino a aquellos que de todo corazón desean hacer lo que es correcto ante los ojos del Altísimo. ¿No es esta, acaso, la experiencia de José? No creo que él supiera cual era el camino por el que debía andar, ni tampoco tenía mucha elección en el asunto. No obstante, la Palabra afirma que la mano de Jehová estaba con José y lo prosperaba en todo lo que hacía (Gn 39.3, 21).

Más que descubrir un proyecto especialmente armado para nosotros, pareciera que el interés del Señor es que vivamos vidas que lo honran, nos encontremos donde nos encontremos. Esto no se refiere tanto a lo que hacemos como a lo que somos. La mano de Dios estará sobre la vida de la persona que anhela vivir en santidad, sea que se encuentre en la escuela, en su casa o en el trabajo. Como resultado de este deseo, todo lo que haga será bendecido y —me atrevo a creer— hasta sus desaciertos serán redimidos por el Señor.

La convicción de que Dios estaba ocupado en enderezar sus pasos llevó al salmista a irrumpir en cánticos de alabanza y adoración, y no era para menos. Quien sabe que el Altísimo vela por su andar disfruta de un nivel de descanso y paz que trascienden las palabras.

LIBERTAD.mp3


Para pensar:
La voluntad de Dios no es un plan, sino una actitud. W. Dhuse


Salmos 18 (Reina-Valera 1960) Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.


2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.


3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.


4 Me rodearon ligaduras de muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.


5 Ligaduras del Seol me rodearon,
Me tendieron lazos de muerte.


6 En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.


7 La tierra fue conmovida y tembló;
Se conmovieron los cimientos de los montes,
Y se estremecieron, porque se indignó él.


8 Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.


9 Inclinó los cielos, y descendió;
Y había densas tinieblas debajo de sus pies.


10 Cabalgó sobre un querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.


11 Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;
Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.


12 Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron;
Granizo y carbones ardientes.


13 Tronó en los cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
Granizo y carbones de fuego.


14 Envió sus saetas, y los dispersó;
Lanzó relámpagos, y los destruyó.


15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas,
Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo,
A tu reprensión, oh Jehová,
Por el soplo del aliento de tu nariz.


16 Envió desde lo alto; me tomó,
Me sacó de las muchas aguas.


17 Me libró de mi poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.


18 Me asaltaron en el día de mi quebranto,
Mas Jehová fue mi apoyo.


19 Me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque se agradó de mí.


20 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.


21 Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.


22 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.


23 Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad,


24 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.


25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.


26 Limpio te mostrarás para con el limpio,
Y severo serás para con el perverso.


27 Porque tú salvarás al pueblo afligido,
Y humillarás los ojos altivos.


28 Tú encenderás mi lámpara;
Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.


29 Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.


30 En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová;
Escudo es a todos los que en él esperan.


31 Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?


32 Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;


33 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;


34 Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.


35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.


36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.


37 Perseguí a mis enemigos, y los alcancé,
Y no volví hasta acabarlos.


38 Los herí de modo que no se levantasen;
Cayeron debajo de mis pies.


39 Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí.


40 Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruya a los que me aborrecen.


41 Clamaron, y no hubo quien salvase;
Aun a Jehová, pero no los oyó.


42 Y los molí como polvo delante del viento;
Los eché fuera como lodo de las calles.


43 Me has librado de las contiendas del pueblo;
Me has hecho cabeza de las naciones;
Pueblo que yo no conocía me sirvió.


44 Al oír de mí me obedecieron;
Los hijos de extraños se sometieron a mí.


45 Los extraños se debilitaron
Y salieron temblando de sus encierros.


46 Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación;


47 El Dios que venga mis agravios,
Y somete pueblos debajo de mí;


48 El que me libra de mis enemigos,
Y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí;
Me libraste de varón violento.


49 Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.


50 Grandes triunfos da a su rey,
Y hace misericordia a su ungido,
A David y a su descendencia, para siempre.