Septiembre 8 -- ESTABA ALLI SOLO -- Anonimo

Despedida la multitud, Jesús subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”
(Mateo 14:24)

Una de las bendiciones del sábado en los tiempos pasados,
era su calma, el reposo, su paz sagrada. En la soledad se
concibe una fortaleza muy extraordinaria. Los cuervos van en
manadas y los lobos en cuadrillas, pero el león y el águila son
animales solitarios. La fortaleza no está en el escándalo y el
ruido. La fortaleza existe en la soledad. Para que los cielos se
reflejen en la superficie del lago, es necesario que haya calma
en el mismo. Nuestro Señor amaba a la gente, pero leemos
muy a menudo, que la dejaba y se retiraba durante breves
períodos a lugares solitarios. Él siempre se retiraba a las
colinas por la noche sin que nadie lo percibiese. La mayor
parte de su ministerio lo llevó a cabo en pueblos y ciudades
junto a la costa, pero lo que Él más amaba eran las colinas,
y frecuentemente cuando llegaba la noche, se sumergía en
la paz de sus profundidades. Sobre todas las demás cosas,
lo que hoy se necesita es que nos retiremos aparte con
nuestro Señor y nos sentemos juntos a Sus pies en el retiro
sagrado de Su bendita presencia.
¡Cuán grande y dañina es la pérdida de la meditación!
¡Cuán valioso es para el creyente conocer el secreto de
la soledad! ¡Cuán saludable es el tónico de esperar en Dios!

“Para que una vida sea poderosa, es necesario que tenga
su lugar Santísimo donde solamente entre Dios”.