Mayo 24 -- SALMO 64 -- del Diario de Jhon Baillie

La generosidad de Dios en la naturaleza

Dios es digno de alabanza
1 Oh Dios de Sión,
¡tú eres digno de alabanza!,
¡tú mereces que te cumplan lo prometido,
2 pues escuchas la oración!
Todo el mundo viene a ti.
3 Nuestras maldades nos dominan,
pero tú perdonas nuestros pecados.
4 Feliz el hombre a quien escoges
y lo llevas a vivir cerca de ti,
en las habitaciones de tu templo.
¡Que seamos colmados con lo mejor de tu casa,
con la santidad de tu templo!
5 Dios y Salvador nuestro,
tú nos respondes con maravillosos actos de justicia;
la tierra entera confía en ti,
y también el mar lejano;
6 tú mantienes firmes las montañas
con tu poder y tu fuerza.
7 Tú calmas el estruendo de las olas
y el alboroto de los pueblos;
8 aun los que habitan en lejanas tierras
tiemblan ante tus maravillas;
por ti hay gritos de alegría
del oriente al occidente.
9 Tú tienes cuidado de la tierra;
le envías lluvia y la haces producir;
tú, con arroyos caudalosos,[a]
haces crecer los trigales.
¡Así preparas el campo!
10 Tú empapas los surcos de la tierra
y nivelas sus terrones;
ablandas la tierra con lluvias abundantes
y bendices sus productos.
11 Tú colmas el año de bendiciones,
tus nubes[b] derraman abundancia;
12 los pastos del desierto están verdes
y los montes se visten de gala;
13 los llanos se cubren de rebaños,
los valles se revisten de trigales;
¡todos cantan y gritan de alegría!
Salmo 64

Tomado de Diario de oración personal, de John Baillie

Oh Señor y Hacedor de todas las cosas, poderoso Creador de la primera luz en la primera mañana del mundo, te alabo por la luz que ahora fluye a través de mis ventanas, invitándome a vivir otro día.Que no haya en mí nada que oscurezca el brillo del día. Te alabo por la vida que alienta en mí. 
Te alabo por el mundo brillante y bello. 
Te alabo por la tierra, el mar y el cielo,
Por la nube, por el viento y por el ave cantora.
Te alabo por la obra que me has encomendado.
Te alabo por la santa recreación en mis momentos de descanso. 
Te alabo por mis amigos.
Te alabo por la música, por los libros, 
por la buena compañía y por todos los placeres puros.

Oh tú, Misericordia eterna, dame hoy un corazón tierno para con aquéllos a quienes la luz de la mañana trae menos gozo que a mí: Aquéllos cuya vida se debilita, Los que tienen que permanecer en sus lechos Sin poder gozar las horas de sol, Los ciegos, impedidos de ver la luz del día, Los agotados, que no disponen de tiempo libre para descansar, Los desempleados, privados del gozo del trabajo, Los afligidos, con sus corazones y hogares desolados, Concédeles tu misericordia.

Oh Luz que nunca se apaga, ahora que la luz del día inunda esta habitación, permíteme abrir las ventanas de mi corazón, para que toda mi vida se llene con el resplandor de tu presencia. Que ningún rincón de mi ser sea privado de la luz de tu rostro. Que no haya en mí nada que oscurezca el brillo del día. Haz que el Espíritu de Aquél cuya vida fue luz de los hombres, gobierne mi corazón hasta la llegada de la noche. Amén.