Mayo 22 -- YO TOMAS - De Incredulo a Creyente -- Beluah Squires

24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

28 Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío!

29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.


Fíjese en la confrontación. Las puertas una vez más estaban cerradas (Jn 20.19). De repente, Jesús apareció en medio de los discípulos. Una vez más, Jesús tranquiliza el estado de conmoción de los discípulos al decirles: «Paz a vosotros». Pero fíjese en lo que él hace después: se vuelve inmediatamente para confrontar a Tomás.
Jesús revela que sabía todo acerca de la incredulidad y demandas de Tomás. Utilizó las mismas palabras que Tomás: «Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» (Jn 20.27).
Jesús conoce el corazón de cada hombre: su desesperación, sus dudas, sus miedos, sus esperanzas, su amor. Conoce donde y cuando tocar el corazón de un hombre. Sin embargo, fíjese en un factor crucial: Tomás estaba donde Jesús podía alcanzarlo. Estaba en la presencia de los creyentes escuchando sus testimonios. No los había desechado a pesar de sus dudas. Lea 1 Samuel 2.3; Jeremías 17.10; Daniel 2.22; Juan 2.25; 1 Corintios 3.20
Jesús lo advirtió y pidió que creyera. Tomás había estado caminando por un sendero peligroso. Los discípulos le habían hablado una y otra vez; sin embargo, se había negado una y otra vez a aceptar sus testimonios.
«No seas incrédulo» (me ginou apistos): deja de ser una persona incrédula. Estás corriendo el riesgo de convertirte en un incrédulo, has llevado tu incredulidad demasiado lejos. Ya es hora de dejar tu necedad. Los otros te han estado testificando la verdad. Deja la obstinación, la terquedad, la incredulidad. Corres un gran riesgo. Lea Juan 3.18, 3.36, 8.24; Hebreos 2.3, 3.12; Judas 1.5
La incredulidad es estar sin Cristo, «sin Cristo sin esperanza y sin Dios en este mundo.» (Ef 2.12). La poderosa confesión. Esta es una de las grandiosas confesiones en las Escrituras. Seguramente Tomás cayó de rodillas cuando exclamó: «¡Señor mío, y Dios mío!» Ahora sabía cinco grandes verdades
la persona que cree sin ver demuestra

un carácter fuerte.

ternura y entusiasmo de corazón.

sensibilidad al testimonio del Espíritu Santo.

conciencia hacia el orden y la belleza de todo el mundo.

Por tanto, esa persona será bendecida con un gozo muy especial: un gozo inefable y glorioso.

«[Jesucristo] a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso» 1 Pedro 1.8

Cuando una persona verdaderamente ve lo que Jesús ha hecho por él o ella, o cuando el Espíritu de Cristo lo reprende, él o ella debe dejar su incredulidad. Debe volverse a Cristo ya que el Espíritu del Señor no siempre luchara con los hombres. Proverbios 28.14, 29.1; Génesis 6.3



Si
Hoy vi las marcas de los clavo en sus manos
Y su costado traspasado
Esas manos que tocaron ojos ciegos e hizo ver
Manos que tocaron frentes afiebradas y
fueron refrescadas
Manos que tocaron almas enfermas por el pecado
sanandolas
Manos que tocabar todo lo debil y lo fortalecian
Manos que repatieron el pan de vida para que
su memoria continuara
Manos que habian sido atravesadas para que la
humanidad pudiera tener la vida eterna
Yo vi su carne herida por crueles clavos
Bese sus palmas agujereadas y llore
Y Yo Tomas cai sobre mis rodillas y llore
llore como no lo habia hecho en dias en el
pasado
Y me fui a los lugares mas apartados del
mundo a predicar el evangelio de Cristo
a todo hombre y los que no han visto creeran
y seran bienaventurados
Y Yo Tomas que habia dudado , que no creeria
hasta ver con mis ojo me levante y dije
" Mi Señor y mi Dios "