ENERO 31 -- Viniendo a su Mesa -- David Wilkerson

VINIENDO A SU MESA

19 Yo reprendo y corrijo a todos los que amo.g]">[g] Por lo tanto, sé fervoroso y vuélvete a Dios. 20 Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos. 21 A los que salgan vencedores les daré un lugar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 ¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!' " ( Apocalipsis 3 : 19--22 )

Un antiguo cántico tiene un significado profundo para mí, dice: “Jesús ha puesto una mesa / Donde los santos de Dios son alimentados / Él invita a su pueblo escogido, venid y comed”.

¡Qué perspectiva tan emocionante: El Señor ha puesto una mesa en los cielos, para sus seguidores! Jesús les dijo a sus discípulos: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino” (Lucas 22:29-30). Tener hambre de Él significa que, por fe, nosotros también estamos sentados en esta mesa.

Cuando el apóstol Pablo instruye: “Celebremos la fiesta” (1 Corintios 5:8), él quiere decir que debemos claramente entender que se nos ha asignado un sitio en los cielos con Cristo en su mesa real. Pablo está diciendo: “Siempre preséntate. Que nunca se diga que tu sitio está desocupado”.

La triste verdad es que la iglesia de Jesucristo simplemente no comprende lo que significa celebrar la fiesta. No entendemos la majestad y honor otorgado a nosotros al haber sido exaltados por Cristo para sentarnos con Él en los lugares celestiales. Nos hemos convertido en personas demasiado ocupadas como para sentarnos en su mesa. Obtenemos erróneamente nuestro gozo espiritual del servicio; en lugar de obtenerlo de la comunión. Hacemos más y más para un Señor que cada vez conocemos menos y menos. Nos desgastamos hasta quedar en harapos por su obra, entregando nuestros cuerpos y nuestras mentes, pero rara vez celebramos la fiesta.

Lo único que nuestro Señor busca sobre todo lo demás, de sus siervos, ministros y pastores es la comunión en su mesa. Esta mesa es un lugar de intimidad espiritual y es puesta a diario. Celebrar la fiesta significa venir a Él continuamente para obtener alimento, fuerza, sabiduría y comunión.

A partir de la Cruz, todos los gigantes espirituales han tenido una cosa en común: Reverenciaban la mesa del Señor. Ellos se perdían en la inmensidad de Cristo. Todos ellos murieron lamentando el haber conocido tan poco de Él y su vida.

Hoy nuestra visión de Cristo es demasiado pequeña y limitada. Se necesita un evangelio de “inmensidad” para vencer los problemas complicados y crecientes de esta perversa generación. Mire, Dios no “tan sólo” soluciona los problemas en este mundo, ¡Él los traga en su inmensidad! Alguien que tenga una revelación creciente de la inmensidad de Cristo no tiene por qué temer a ningún problema, ningún diablo, ningún poder en esta Tierra. Sabe que Cristo es mayor que todo ello. Si tuviéramos este tipo de revelación de cuán grande, ilimitado, inconmensurable, infinito e inmenso es Él, nunca más volveríamos a ser agobiados por los problemas de la vida.

Pablo es un ejemplo para nosotros. Él estaba comprometido a tener una revelación siempre creciente de Cristo, de hecho, todo lo que Él recibió de Cristo vino por revelación; le fue enseñado a Él en la mesa del Señor y fue hecho verdad en él por el Espíritu Santo. Recuerde que recién después de tres años de su conversión, Pablo pasó tiempo con los apóstoles en Jerusalén, y se quedó con ellos sólo quince días antes de seguir con sus viajes misioneros. Más adelante, dijo: “Por revelación me fue declarado el misterio” (Efesios 3:3). El Espíritu Santo conoce los secretos profundos y ocultos de Dios, y Pablo oraba constantemente por el don de la gracia para entender y predicar: “las inescrutables riquezas de Cristo” (Efesios 3:8).

El Señor está buscando creyentes que no estén satisfechos con analizar todas las voces conflictivas para hallar una verdadera palabra. Él quiere que nosotros tengamos hambre de una revelación de Él, una revelación que sea toda nuestra, una intimidad profunda, personal.

ENERO 30 -- Alma Abatida -- Ch Shaw

Mi esperanza está en Dios -- SALMO 42

1 Como ciervo sediento en busca de un río,
así, Dios mío, te busco a ti.
2 Tengo sed de Dios, del Dios de la vida.
¿Cuándo volveré a presentarme ante Dios?
3 Día y noche, mis lágrimas son mi alimento,
mientras a todas horas me preguntan:
"¿Dónde está tu Dios?"
4 Cuando pienso en estas cosas,
doy rienda suelta a mi dolor.
Recuerdo cuando yo iba con la gente,
conduciéndola al templo de Dios
entre gritos de alegría y gratitud.
¡Qué gran fiesta entonces!
5 ¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!
6 Me siento muy desanimado.
Por eso pienso tanto en ti
desde la región del río Jordán,
desde los montes Hermón y Misar.b]">[b]
7 Se escucha en los precipicios
el eco atronador de tus cascadas;
los torrentes de agua que tú mandas
han pasado sobre mí.
8 De día el Señor me envía su amor,
y de noche no cesa mi canto
ni mi oración al Dios de mi vida.
9 Le digo a Dios, mi defensor:
"¿Por qué me has olvidado?
¿Por qué tengo que andar triste
y oprimido por mis enemigos?"
10 Hasta los huesos me duelen
por las ofensas de mis enemigos,
que a todas horas me preguntan:
"¿Dónde está tu Dios?"
11 ¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!

Este es un salmo escrito por un hombre envuelto en un profunda lucha personal. En el versículo 3, el salmista describe su condición: «Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche.» En el versículo 6, con una franqueza que nos asombra, confiesa: «Dios mío, mi alma está en mí deprimida.» Para muchos de nosotros, la depresión es inadmisible en quienes pertenecen al pueblo de Dios. ¿Cómo alguien que tiene acceso al poder ilimitado del Dios de los cielos y la tierra puede llegar a estar deprimido? Creyendo que esto es un pecado, con frecuencia presentamos a los demás esos valientes, pero huecos, despliegues de triunfalismo que pretenden convencer que estamos viviendo la victoria de Cristo cada día.El problema radica en la tendencia a dejar que nuestros sentimientos sean los que gobiernan nuestra vida. Es precisamente en esto que muchos cristianos caen. La verdad es que la vida con frecuencia nos lleva por caminos en los cuales experimentamos toda gama de emociones y sentimientos que son propios de nuestra frágil humanidad. En la honesta confesión del salmista no encontramos otra cosa que la sincera expresión de sentimientos con los cuales todos hemos luchado en ocasiones. Hasta el Hijo de Dios no se vio librado de ellos; frente a la inminencia de la muerte, confesó a sus más íntimos: «Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte.» (Mat 26.38)

El problema no está en experimentar estos sentimientos. Ellos son la reacción de nuestra alma a situaciones adversas y tristes; normales en cualquier persona. El problema radica en la tendencia a dejar que nuestros sentimientos sean los que gobiernan nuestra vida. Es precisamente en esto que muchos cristianos caen. Ceden frente a los sentimientos de abatimiento, angustia, tristeza y desánimo y esto los lleva a abandonar la oración, el congregarse y su devoción a Dios, lo cual, a su vez, produce aun mayor depresión.

Nuestros sentimientos son inestables, cambiantes y poco confiables. Piense en todas las cosas que tenemos que hacer cada día y que no podemos depender de lo que sentimos. El solo salir de la cama cada mañana implica una batalla colosal con sus sentimientos. Usted hace caso omiso del revoltijo interior, y saca el pie de la cama de todas formas.

El Salmista reconocía el peligro de permitir que sus sentimientos comenzaran a dirigir su vida, y él mismo confronta con firmeza a su corazón: «¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?» Luego, con tono firme, le dio una orden: «Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia.» Esto es imponer los principios eternos de la Palabra sobre los sentimientos pasajeros del momento. Como líder, usted tendrá muchas veces que dar este ejemplo de disciplina a los suyos.

Para pensar:


¿Cuáles son los sentimientos con los que lucha con más frecuencia? ¿A qué comportamientos lo invitan estos sentimientos? ¿Qué necesita hacer para que sus sentimientos no gobiernen su vida? ¿Cómo puede vivir una vida de mayor estabilidad emocional?

ENERO 29 -- Discipulo Parte 5 -- CH Shaw

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:

--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

14 Ellos contestaron:

--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías,d]">[d] y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.

15 --Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.

16 Simón Pedro le respondió:

--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.e]">[e]

17 Entonces Jesús le dijo:

--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muertef]">[f] podrá vencerla. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.g]">[g]( Mateo 16 : 13--18 )

Hemos estado considerando, en estos días, la descripción de Cristo en la que presenta los requisitos para aquel que desea ser su discípulo. Mediante el uso de expresiones que no dejaban lugar a la duda en cuanto a su significado, aclaró que aquellos que elegían seguirlo debían estar dispuestos a pagar el precio: un sacrificio tanto personal como social. Como mencioné en el devocional de ayer, más de uno podría pensar que el precio era demasiado excesivo en comparación al beneficio obtenido. Para remover toda duda al respecto, Jesús escogió ampliar el sentido de sus palabras, ofreciendo una explicación adicional sobre los frutos, a largo plazo, de un sacrificio momentáneo en la vida de quienes lo seguían. «¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?, porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras».La gran tragedia que acompaña el aparente «progreso» del hombre es que cada vez descuida más el aspecto espiritual de su existencia. Sus palabras resaltan el hecho de que muchas veces nuestras decisiones se basan en los beneficios inmediatos que vamos a obtener, pero dan poca consideración a las consecuencias que solamente se verán con el pasar del tiempo.

Podríamos, por ejemplo, callarnos la boca frente a algo inmoral en el trabajo para no perder el afecto de nuestros compañeros, desatender a nuestros hijos por asegurar el bienestar económico de la familia o improvisar nuestra clase de Biblia para no perdernos algún capítulo de nuestra telenovela favorita. En cada una de estas decisiones habremos asegurado un bien momentáneo a costas de un perjuicio a largo plazo. En el trabajo, por ejemplo, tendremos amistad, pero no respeto. En la casa tendremos bienestar económico, pero nuestros hijos serán como extraños para nosotros. En el ministerio de enseñanza habremos entretenido a la gente, pero no impactado sus vidas.

Jesús deseaba ayudar a los discípulos a entender que la decisión de darle la espalda al mundo y los valores que sostienen el sistema perverso que la conforma tiene consecuencias eternas. Podremos perder prestigio, convirtiéndonos en objetos de burla, rechazo o persecución, pero la decisión tomada alimentará y fortalecerá nuestras almas, que es la única parte de nuestra humanidad que perdura para siempre. La gran tragedia que acompaña el aparente « progreso» del hombre es que cada vez descuida más el aspecto espiritual de su existencia, el cual es indispensable para experimentar una vida plena y abundante.

La invitación a convertirse en discípulo de Cristo constituye algo mucho más profundo que la decisión de descartar algunos elementos que no aportan nada a nuestra existencia. Es una invitación a vivir la vida en serio, asumiendo el rol de participantes en la aventura que nos ha sido preparada. Es un llamado a proclamar que Dios nos llamó a ser, antes que hacer. El Hijo de Dios nos llama a ser copartícipes en la vida, no espectadores pasivos que esperamos con resignación algún golpe de «suerte» que nos permita mejorar la calidad de nuestra existencia. «Síganme a mí», nos dice Jesús, «y la vida jamás resultará aburrida o insulsa». No tenemos más que mirar sus tres años de ministerio entre los judíos para darnos cuenta de que esta es una invitación que vale la pena aceptar.

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ENERO 28 -- Discipulo Parte 4 -- CH Shaw

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:

--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

14 Ellos contestaron:

--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías,d]">[d] y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.

15 --Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.

16 Simón Pedro le respondió:

--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.e]">[e]

17 Entonces Jesús le dijo:

--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muertef]">[f] podrá vencerla. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.g]">[g]( Mateo 16 : 13--18 )



En la descripción más clara que ofrece Cristo acerca de las condiciones para ser verdadero discípulo, no deja dudas de que implica una disposición al sacrificio. Este sacrificio proviene del compromiso de darle la espalda a todo lo que uno considera importante para consigo mismo, como también de sufrir toda clase de oprobios por haber escogido identificarse con el estilo de vida que propone el Hijo de Dios. Nada de lo que experimentemos en el camino lo tendremos que enfrentar solos, pues Jesús estará con nosotros. El Señor deseaba que las multitudes tuvieran claridad sobre lo que les proponía. En un texto similar, en el Evangelio de Lucas, Jesús dijo: «Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que, después que haya puesto el cimiento, no pueda acabarla y todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él» (Lc 14.28?29). La ilustración revela que el proceso de evaluar la decisión por tomar es importante, algo que muchas veces está ausente cuando presentamos el evangelio a otros.

Si las palabras de Jesús solamente hubieran hecho referencia al elemento de negación y persecución bien podríamos exclamar: «¿Y qué beneficio tiene esto para nosotros?» Una primera lectura pareciera enfatizar que ¡somos, claramente, los perdedores en esta invitación! Al elemento de sacrificio, sin embargo, Jesús le añadió esta simple exhortación: «síganme».

La invitación cambia radicalmente la naturaleza de la propuesta. Nada de lo que experimentemos en el camino lo tendremos que enfrentar solos, pues Jesús estará con nosotros. Lo que nos toque vivir a nosotros también lo vivirá intensamente él, pues nuestras vidas estarán íntimamente ligadas. Tampoco experimentaremos la confusión y el desconcierto de no saber cuál es el camino a seguir, pues Cristo habrá asumido esta responsabilidad por nosotros. Nuestra parte consistirá en mantenernos, simplemente, cerca de su persona. A la vez, esta cercanía nos ofrecerá nuestra mejor oportunidad de observarlo a él, imitando el ejemplo que nos ofrece, asimilando las actitudes que demuestra mientras avanza por los lugares que el Padre le indica.

Es necesario resaltar, también, que la clase de relación que implica esta invitación no es momentánea ni esporádica, aunque muchos de nosotros concebimos la vida espiritual en estos términos. Si meditamos por un instante en el término «seguir» podremos entender lo errada que es nuestra perspectiva. No seguimos a Jesús una hora por día, durante el devocional, para que él, luego, nos diga: «ahora, dedícate a tu vida secular. Cuando vuelvas a la noche, puedes una vez más venir a seguirme». La invitación es a ir en pos de él todo el día, todos los días, dondequiera que vayamos y cualquiera sea la tarea que estamos realizando. Él no deja de guiarnos porque estamos en una empresa que no es cristiana, pues somos discípulos a toda hora y en todo lugar.

La esencia de la vida espiritual, entonces, no la definen las actividades que realizamos sino la calidad de la relación que tenemos con la persona que nos está guiando. A mayor fidelidad en la experiencia de caminar con él, mayor será la evidencia de su presencia en nuestras vidas. Cristo explicó por qué estableció estas condiciones para seguirle.

¿Qué beneficios describen en los versículos 25 y 26? ¿Qué contraste presenta entre un estilo de vida y el otro?

ENERO 27 -- Discipulo Parte 3 -- SH Shaw

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:

--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

14 Ellos contestaron:

--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías,d]">[d] y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.

15 --Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.

16 Simón Pedro le respondió:

--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.e]">[e]

17 Entonces Jesús le dijo:

--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muertef]">[f] podrá vencerla. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. (Mateo 16 : 13--18 )



En el devocional de hoy examinaremos el segundo elemento mencionado por Cristo como condición para ser discípulo de él. El primero, indicaba que la dirección a seguir necesariamente requería que le demos la espalda al camino que veníamos recorriendo hasta el momento de encontrarnos con el Hijo de Dios. Este cambio no se refiere solamente al camino en sí, sino a todos los elementos que formaban parte de ese camino, las prioridades, los objetivos, las preferencias y los valores. La nueva vida que Cristo propone no puede ser construida sobre la antigua, sino que esta última debe ser destruida para dar lugar a algo enteramente diferente a lo que hasta el momento erróneamente se llamó vida.

La segunda condición que menciona Cristo en su «definición» del verdadero significado de discípulo es la disposición de tomar la cruz. Una vez más nos encontramos frente a la frustración de no encontrar parámetros en nuestro mundo moderno para entender las implicaciones de esta dramática frase. En nuestro entorno la cruz es un inofensivo símbolo decorativo en algunos edificios o para un colgante o un par de aretes.La contradicción entre una condición y la otra fue la que llevó a Pedro a intentar disuadir al Señor. Los Doce, sin duda, deber haber experimentado consternación al escuchar que el llamado a ser discípulo constituía una invitación a cargar una cruz. Ninguno de los presentes tendría alguna duda acerca del significado de estas palabras, pues los romanos llevaban más de cincuenta años utilizando la crucifixión como un cruel instrumento para la ejecución de prisioneros y criminales. Aquellos que habían transitado por las polvorientas rutas de Israel seguramente se habrían cruzado, en algún momento, con la grotesca escena de hombres agonizantes sobre las rústicas cruces levantadas a las salidas de las ciudades. Sabían que los únicos que cargaban una cruz eran los reos sentenciados a muerte, mientras se dirigían al lugar determinado para su cruel ejecución. En el camino se amontonaba las multitudes que, entre insultos y burlas, sumaban humillaciones al condenado.

¿Cómo se podía entender, entonces, que en medio de tanta aclamación popular se hable de un tema tan claramente asociado con el desprecio y la condenación? Es precisamente la contradicción entre una condición y la otra la que llevó a Pedro a intentar disuadir al Señor de transitar un camino de profundo sufrimiento. Jesús, sin embargo, estaba señalando a los discípulos que este destino no estaba solamente reservado para él, sino para todos aquellos que escogieran unir su vida a la del Hijo de Dios.

El sufrimiento, aunque difícil de experimentar, es una de las marcas que distingue y confirma la condición de discípulo. Es el resultado inevitable de haber unido la vida a Uno que confronta, en todas las áreas, al sistema instalado en y aceptado por el mundo en que vivimos. No es posible convivir en armonía con ambas realidades, pues el uno está contra el otro. Jesús advertía a los que estaban cerca de él que en sus seguidores debía existir la disposición de soportar humillaciones, vituperios,

incomprensiones, abandonos y aun muerte, por causa del Cristo. Al igual que lo haría con Saulo, les estaba mostrando cuánto debían «padecer por mi nombre» (Hch 9.16).

A la negación y la disposición de llevar la cruz Cristo añade una última condición. ¿Cuál es? ¿Por qué razón la negación y el sufrimiento preceden a esta última?



ENERO 26 -- Discipulo Parte 2 --- CH Shaw

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:

--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

14 Ellos contestaron:

--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.

15 --Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.

16 Simón Pedro le respondió:

--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.

17 Entonces Jesús le dijo:

--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. ( Mateo 16 : 13--18 )

En el devocional de hoy examinaremos el segundo elemento mencionado por Cristo como condición para ser discípulo de él. El primero, indicaba que la dirección a seguir necesariamente requería que le demos la espalda al camino que veníamos recorriendo hasta el momento de encontrarnos con el Hijo de Dios. Este cambio no se refiere solamente al camino en sí, sino a todos los elementos que formaban parte de ese camino, las prioridades, los objetivos, las preferencias y los valores. La nueva vida que Cristo propone no puede ser construida sobre la antigua, sino que esta última debe ser destruida para dar lugar a algo enteramente diferente a lo que hasta el momento erróneamente se llamó vida.

La segunda condición que menciona Cristo en su «definición» del verdadero significado de discípulo es la disposición de tomar la cruz. Una vez más nos encontramos frente a la frustración de no encontrar parámetros en nuestro mundo moderno para entender las implicaciones de esta dramática frase. En nuestro entorno la cruz es un inofensivo símbolo decorativo en algunos edificios o para un colgante o un par de aretes.La contradicción entre una condición y la otra fue la que llevó a Pedro a intentar disuadir al Señor. Los Doce, sin duda, deber haber experimentado consternación al escuchar que el llamado a ser discípulo constituía una invitación a cargar una cruz. Ninguno de los presentes tendría alguna duda acerca del significado de estas palabras, pues los romanos llevaban más de cincuenta años utilizando la crucifixión como un cruel instrumento para la ejecución de prisioneros y criminales. Aquellos que habían transitado por las polvorientas rutas de Israel seguramente se habrían cruzado, en algún momento, con la grotesca escena de hombres agonizantes sobre las rústicas cruces levantadas a las salidas de las ciudades. Sabían que los únicos que cargaban una cruz eran los reos sentenciados a muerte, mientras se dirigían al lugar determinado para su cruel ejecución. En el camino se amontonaba las multitudes que, entre insultos y burlas, sumaban humillaciones al condenado.

¿Cómo se podía entender, entonces, que en medio de tanta aclamación popular se hable de un tema tan claramente asociado con el desprecio y la condenación? Es precisamente la contradicción entre una condición y la otra la que llevó a Pedro a intentar disuadir al Señor de transitar un camino de profundo sufrimiento. Jesús, sin embargo, estaba señalando a los discípulos que este destino no estaba solamente reservado para él, sino para todos aquellos que escogieran unir su vida a la del Hijo de Dios.

El sufrimiento, aunque difícil de experimentar, es una de las marcas que distingue y confirma la condición de discípulo. Es el resultado inevitable de haber unido la vida a Uno que confronta, en todas las áreas, al sistema instalado en y aceptado por el mundo en que vivimos. No es posible convivir en armonía con ambas realidades, pues el uno está contra el otro. Jesús advertía a los que estaban cerca de él que en sus seguidores debía existir la disposición de soportar humillaciones, vituperios,

incomprensiones, abandonos y aun muerte, por causa del Cristo. Al igual que lo haría con Saulo, les estaba mostrando cuánto debían «padecer por mi nombre» (Hch 9.16).

A la negación y la disposición de llevar la cruz Cristo añade una última condición. ¿Cuál es? ¿Por qué razón la negación y el sufrimiento preceden a esta última?
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ENERO 25 -- Discipulo Parte 1 -- Ch Shaw

13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:

--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

14 Ellos contestaron:

--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.

15 --Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.

16 Simón Pedro le respondió:

--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente

17 Entonces Jesús le dijo:

--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielog]"> -- (Mateo 16 : 13--18 )

Los intentos de Pedro por disuadir al Señor de emprender el camino hacia Jerusalén, adonde le esperaban tribulaciones y una violenta ejecución, proveyeron para Cristo el marco ideal para describir lo que implicaba la decisión de seguirlo. Dirigiéndose a todo el grupo, dijo: «Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará». Sus palabras describen, en términos absolutamente claros, el costo de alinearse con la causa de Cristo. En los veinte siglos transcurridos desde esta escena nadie ha podido presentar a la Iglesia una definición más precisa de lo que significa ser un seguidor del Hijo de Dios.Nadie se convierte en discípulo por estar merodeando alrededor de la persona de Jesucristo sin haber asumido un verdadero compromiso con él. La descripción del Señor está dirigida a un grupo en particular: los que quieren ir en pos de él. Para entender el significado de sus palabras debemos recordar que grandes multitudes seguían a Cristo adonde quiera que fuera. Sin duda existiría una gran diversidad de motivos por los que se acercaban a él los individuos que conformaban estas muchedumbres. Una gran mayoría, sin duda, no eran más que los curiosos que siempre están presentes en cualquier ocasión que manifiesta matices diferentes a los de la vida cotidiana. Otros, quizás, eran personas que, por esas vueltas de la vida, estaban presentes en el mismo lugar y momento que Cristo pasaba por la región. Algunos más habrían llegado porque sus amigos, vecinos o conocidos les habían convencido de acercarse para ver al hombre que, en este tiempo, estaba en boca de todos.

En medio de esta aparente gran popularidad no hemos de dudar que los discípulos sentían cierto orgullo por pertenecer al grupo más íntimo de seguidores de Jesús. En un sentido, era el hombre del momento y el haber sido escogidos como sus discípulos les otorgaba cierto prestigio. No obstante, ser contado entre la multitud de personas que constantemente giraban en torno del Mesías no convertía a nadie en discípulo y era necesario que Cristo definiera con toda claridad lo que significaba ser un seguidor de él. Del mismo modo hoy, nadie se convierte en discípulo por estar merodeando alrededor de la persona de Jesucristo sin haber asumido un verdadero compromiso con él.

El deseo de ir en pos de él, sin embargo, presupone que él se ha revelado a nosotros y que, de alguna manera, nos ha seducido con una propuesta de vida que es más genuina y profunda que aquella que hemos logrado elaborar por nuestros propios medios.

Cristo identificó tres elementos cruciales para sus discípulos. Observe el orden en que los menciona. ¿En qué contradicen los primeros dos los conceptos populares sobre lo que significa ser un discípulo? ¿Qué implica el cumplimiento de esta condición en nuestra vida?

ENERO 24 -- Aumenta Nuestra Fe -- David Wilkerson

AUMENTA NUESTRA FE


“¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos 4:40).

Marcos 4 relata la historia de Jesús y sus discípulos en una barca, siendo zarandeados por una tormenta en el mar. Empezamos la escena cuando Cristo ha calmado las olas con una sola orden. El entonces se dirige a sus discípulos y les pregunta, “¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos 4:40).

Usted puede pensar que esto suena severo. Era una reacción normalmente humana el tenerle miedo a la tormenta. Pero Jesús no los estaba reprendiendo por esa razón. En lugar de eso, él les estaba diciendo, “Después de todo este tiempo conmigo, ustedes todavía no saben quién soy yo. ¿Cómo pudieron haber caminado conmigo tanto tiempo, y no me conocen íntimamente?”

Ciertamente, los discípulos estaban atónitos por los milagros asombrosos que Jesús había efectuado. “Entonces sintieron un gran temor, y se decían uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar lo obedecen?” (4:41)

¿Puede usted imaginarse? Los propios discípulos de Jesús no lo conocían. El había llamado personalmente a cada uno de ellos para que lo sigan, y había ministrado a su lado a multitud de personas. Ellos habían efectuado milagros de sanidad, y habían alimentado a masas de personas hambrientas. Pero ellos eran extraños a quién su Maestro realmente era.

Trágicamente, lo mismo sucede hoy día. Multitudes de Cristianos han subido a la barca con Jesús, han ministrado junto a él y han alcanzado a multitudes en su nombre. Pero ellos realmente no conocen a su Maestro. No han pasado tiempos íntimos a solas con él. Nunca se han sentado calladamente en su presencia, abriendo sus corazones a él, esperando y escuchando para comprender lo que él quiere decirles.

Vemos otra escena sobre la fe de los discípulos en Lucas 17. Los discípulos vinieron a Jesús pidiéndole, “Aumenta nuestra fe” (Lucas 17:5). Muchos Cristianos hoy día preguntan la misma pregunta: “¿Cómo puedo obtener fe?” Pero ellos no buscan al Señor para recibir la respuesta.

Si usted quiere aumentar su fe, usted tiene que hacer lo mismo que Jesús les dijo a sus discípulos que hagan en este pasaje. ¿Cómo les respondió su pedido de más fe? “Prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido” (17:8). Jesús estaba diciendo en esencia, “Ponte tus ropas de paciencia. Luego ven a mi mesa y cena conmigo. Yo quiero que me alimentes allí. Tú has trabajado arduamente todo el día. Ahora quiero que tengas comunión conmigo. Siéntate conmigo, abre tu corazón, y aprende de mí”.


ENERO 23 -- Debilitar al Debil -- Christopher Shaw

DEBILITAR AL DÉBIL

«El Señor está contigo, valiente guerrero»
(Jue 6.12)

¿Se habrá equivocado de persona el ángel? El saludo, por lo menos, no coincidía en nada con la opinión que Gedeón se había formado de sí mismo: «El Señor está contigo, valiente guerrero» (Jue 6.12). El israelita no tardó en protestar. ¿Dónde estaba Dios, en medio de toda la aflicción que estaba sufriendo el pueblo por mano de los madianitas? Más bien, ¡él los había abandonado! ¿Y a qué valiente guerrero se refería el mensajero celestial? ¿No era la familia de Gedeón la más pobre de la tribu de Manases, y él el menor en la casa de su padre? ¿Qué podía hacer alguien tan insignificante ante un enemigo tan numeroso e implacable?

El desconcierto de Gedeón es comprensible. Siempre que miramos la vida con ojos humanos la perspectiva de Dios sabe a afrenta. La falta de aptitud para una misión tan arriesgada claramente había paralizado al joven israelita. En nuestros tiempos se le diagnosticaría como una persona con serios problemas de autoestima. Sería candidato firme para algunas sesiones terapéuticas. Nosotros, por nuestra parte, hubiéramos intentado animarle el corazón recordándole cuanto valía él para el Señor. Le hubiéramos recomendado cualquiera de los libros de autoayuda tan populares en nuestros días, con la esperanza de que el hombre creciera en su autoconfianza y se animara a emprender proyectos ambiciosos.

Gedeón ignoraba que, en los asuntos del Reino, ser débil es una ventaja definitiva. Precisamente por su falta de aptitud el Señor le había puesto el ojo. ¿No es esta, acaso, la historia del pueblo de Dios? Él escoge un matrimonio de ancianos para ser padres de una nueva nación, a un esclavo olvidado en una cárcel para ser primer ministro del pueblo más poderoso de la tierra, a un tartamudo para realizar delicadas negociaciones diplomáticas con Faraón, a un pastor de ovejas para derrotar a un imponente gigante que había paralizado a todo un ejército, a unos toscos pescadores para ser los primeros en la iniciativa de formar discípulos de todas las naciones. Estos son, definitivamente, los «grandes» que Dios ha usado a lo largo de la historia.

El Señor desconoce por completo nuestra obsesión en ayudar al débil a sentirse mejor, más confiado y seguro de sí mismo. En lugar de buscar la forma de levantar la autoestima de Gedeón, tal cual lo indican los más reconocidos terapeutas de nuestro tiempo, el Alto recorre un camino absolutamente insólito: decide debilitar aún más al débil.

Tras mucho esfuerzo Gedeón logró reclutar a 32.000 guerreros. Esta multitud era como nada ante el poderío madianita, que los superaba en cuatro a uno. No obstante, el Señor decide reducir el ejército de Gedeón y retira a 22.000 hombres. Ahora los madianitas los superan por trece a uno. ¡Sentimos lástima por el pobre Gedeón! El Señor, sin embargo, aún no ha terminado con él. En una segunda visita al desconcertado líder le señala que «todavía el pueblo es demasiado numeroso» (Jue 7.4 - BA). ¡No lo podemos creer! No obstante, el Señor excluye a casi la totalidad de sus hombres y lo deja con apenas 300 valientes. Ahora los madianitas lo superan en 450 a uno. Si le faltaba confianza al principio, ¿cómo se sentirá ahora Gedeón? ¿Perdido? ¿Vencido? ¿Desesperado?

Los obreros que más útil le resultan al Señor son los que han perdido toda esperanza de salir adelante por sus propios medios, que se sienten al borde del abismo y saben que solamente un milagro los podrá salvar de una muerte segura. En ese preciso momento de abandono absoluto comienza a actuar la gracia de Dios, ese don del cielo que se manifiesta más nítidamente en las vidas que más vacías se encuentran. La gracia de Dios es todo lo perceptible en nosotros cuando nuestros recursos humanos se han agotado. La gracia permite que se vean cualidades sobrenaturales en hombres y mujeres cuya existencia está firmemente ligada a lo finito y pasajero de este mundo. Es solamente por gracia que pasamos a ser socios plenos en los proyectos del Altísimo.

Necesitamos desesperadamente la gracia de Dios, porque nuestros mejores esfuerzos siempre padecen de la misma debilidad: no son más que esfuerzos humanos. No sirven para entrar en las profundidades del misterio de Dios. No obstante, ¡qué difícil nos resulta reconocer que estamos perdidos! Aun debiendo al rey una impagable fortuna exclamamos: «ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». Por esta razón el Señor, en su bondad, decide ayudarnos en el proceso de morir, agravando aún más nuestra debilidad.

Ante nuestras más airadas protestas él exclama: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad» (2Co 12.9). Cuando, después de toda una vida de esfuerzos, entendemos esta verdad, podemos comenzar a relajarnos. No somos nosotros los que conquistaremos a Madián, sino que el Señor lo entregará en nuestras manos. No necesito confiar en mí mismo, como tanto pregona la cultura hedonista de nuestros tiempos. Más bien, el único requisito para alcanzar el éxito en los proyectos del Señor es confiar en él. Esa confianza me permite exclamar, como quien ha perdido completamente la cordura: «con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí»

ENERO 22 -- Tu en mi Yo en ti -- Oswald Chambers

TU EN MI YO EN TI

Para que todos sean uno como
tu Oh Padre en mi y Yo en ti
que también ellos sean uno en nosotros
para que el mundo crea
que tu me enviaste
la gloria que tu me diste yo les
he dado para que sean uno
así como nosotros somos uno
Yo en ellos y Tu en mi para que
sean perfectos en unidad para
que el mundo conozca que tu me
enviaste y que los has amado a ellos
como también a mi me has amado
( Juan 17 : 21--23 )

Los mandamientos de nuestro Señor y la
conducta de sus santos son la contrapartida
uno de otro , si no fuera así no seriamos suyos.
La prueba de la verdad es la revelación del
Hijo de Dios en mi , no como un adelanto divino
sino como una actividad deleitosa vigente !
Es peligrosamente posible alabar a nuestro
Señor , Salvador y Santificador y al mismo tiempo
enceguecer astutamente nuestros corazones a la
necesidad de las manifestaciones
en nuestra carne mortal que tras su salvación y
santificacion
La Biblia prueba toda experiencia , toda verdad , toda
autoridad a través del Señor mismo y a través de
nuestra relación con El personalmente. Esta es una
confesión de nuestra conducta ... La palabra confesar
literalmente indica que cada fragmento de mi vida
corporal habla la misma verdad que nuestro Señor
exhibió al estar en la carne
La experiencia cristiana solo es posible cuando es
producto de la gracia sobrenatural de Dios obrando
en nuestros corazones
Solo el Espíritu Santo hace que la palabra de Dios
sea entendible , la obra regeneradora y santificadora
del Espíritu Santo incluye el incorporanos a Cristo
hasta que seamos testigos vivientes de El
Tenemos la Biblia encuadernada en pieles , en
hermosos cueros y colores , dibujos , en negro
marrón , blanco e infinidad de colores , lo que
realmente necesitamos es encuadernarla en
cuero de zapatos , de nuestros zapatos no solo
para vivirla sino llevarla por donde caminemos
Esta es exactamente la enseñanza de nuestro
Señor , después que los discípulos habían recibido
el Espíritu Santo y se habían convertido en testigos
de Jesús , sus vidas hablaban mas elocuentemente
que sus labios " Y los reconocían que habian estado
con Jesús " ( Hechos 4:13 )
El Espíritu Santo al ser impartido en nuestras
vidas y expresado a nosotros , es la exhibicion
manifiesta de que Dios puede hacer todo lo que dice
su Palabra que El puede hacer
Los que han recibido el Espíritu Santo son los que
entienden la voluntad de Dios y
" Crecen en todo en aquel que es la cabeza "
(Efesios 4 : 15 )
Para que todos sean uno como
tu Oh Padre en mi y Yo en ti
que también ellos sean uno en nosotros
para que el mundo crea
que tu me enviaste

ENERO 21 --Jesus Edifica -- Ch Spurgeon

JESUS EDIFICA

‘‘ Él edificará el templo de Jehová,
y él llevará gloria’’.
Zac. 6 ;13

Cristo mismo es el edificador de su templo espiritual, y lo edifica sobre el monte de su inmutable amor, de su gracia omnipotente y de su infalible veracidad. Pero como en el templo de Salomón, también en éste los materiales tienen que ser preparados.
Tenemos ‘‘ cedros del Líbano’’, pero no están en condiciones para la edificación. Tenemos que cortarlos, moldearlos y transformarlos en aquellos tablones de cedro, cuya fragancia hará que los atrios de la casa del Señor, que es el Paraíso, sean agradables.
Tenemos también piedras en bruto en las canteras. Hay que sacarlas de allí y ajustarlas. Todo esto es obra de Cristo.
Cada creyente, individualmente, está siendo preparado, perfeccionado y alistado para ocupar su lugar en el templo ; pero es la mano misma de Cristo la que hace esta obra de preparación. Las aflicciones no santifican si él no las usa para ese fin ; nuestras oraciones y nuestros esfuerzos no pueden prepararnos para el cielo, son la intervención de Jesús, que hace rectos nuestros corazones.
Como en la edificación del templo de Salomón, ‘‘ ni martillos, ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún instrumento de hierro’’, porque todo estaba en perfectas condiciones de ocupar exactamente el lugar que se le había asignado, así también acontece con el templo que edifica Jesús ; la preparación se hace en la tierra. Cuando lleguemos al cielo no tendremos que seguir el proceso de santificación, ni ser modelados con aflicción, ni ser pulidos con sufrimientos. No, tenemos que prepararnos aquí ; esta preparación la hace Cristo en nosotros de antemano. Y cuando la haya cumplido una mano amorosa nos hará cruzar el río de la muerte y nos llevará a la Jerusalén celestial, para quedar allí como eternos pilares en el templo de nuestro Señor.

A corazón abierto

Deja que la aflicción te trabaje, te toque ; no te muevas cuando te llegue ; no te escapes si te está buscando: porque es para tu bien.

La aflicción viene en forma de cruz, para romper y limpiar nuestras fortalezas, nuestras estructuras, nuestros hábitos heredados del mundo y de nuestra carne.

Deja que las lágrimas caigan, si estás frente a la Palabra de Dios, a corazón abierto. Déjate operar, confía en el Cirujano.

Muchas veces, la aflicción es optativa. De mil maneras podemos irnos a la otra punta, a otro sitio, a otra situación más aliviada. Si lo hacemos, perdemos la oportunidad de ver que Dios aparece como Redentor, como fiel Consolador, como Dador de vida.

Si la enfrentamos cara a cara, el dolor será muy grande ; pero más sólido el consuelo.

Si te dejas apacentar por el Pastor de los pastores, en plena aflicción, vendrá el Consolador a levantar tus brazos ; y si no te escapas, después del fuego del dolor, saldrá el oro refinado en manos del Fundidor.

Liliana Long de Yelting



ENERO 20 -- Tu Mirada -- Santiago Canclini

TU MIRADA

" Entonces Jesús mirándole le amo "
( Marcos 10 : 21 )

Ademas de su importante función física los ojos son un
medio de expresión de nuestras emociones y estado
de animo ¡ Cuanto puede decirse con una mirada !
Hay miradas que no se olvidan en toda la vida
¿ Quien puede medir el valor de una mirada al hijo,
a la madre, al ser amado ? ¿ Quien puede negar la
impresión que causa una mirada de amor, de aprecio
o de desprecio ?Si , como se dice los ojos son las
ventanas del alma , he aquí un poco del alma de
Jesús y de su comprension para con los hombres
Veamos algunos ejemplos.
Sus miradas frente a la multitud fueron de
ternura pues " VIENDO A LA MULTITUD
TUVO COMPASIÓN DE ELLA " su mirada fue de
amor en acción frente al dolor de la viuda de Nain
" CUANDO EL LA VIO , SE COMPADECIO DE
ELLA Y LE DIJO , NO LLORES " en el caso de
María y la muerte de Lázaro " Y JESÚS AL VERLA
LLORANDO... SE CONMOVIÓ Y LLORO "
Identificandose con el dolor sus ojos se bañaron
en lágrimas de la mas conmovedora emoción
Una mirada de Jesús sirvió para mostrar su
interés por la salvación de alguien =
Frente al joven rico a pesar de sus errores cuanto
expresa el Evangelio !!!" ENTONCES JESÚS
MIRÁNDOLE LE AMO " Que mirada habrá sido
aquella para que los que los que lo rodeaban
le notasen
No menos interés demostró la mirada hacia
Zaqueo , este procuraba ver a Jesús y " JESÚS
MIRANDO HACIA ARRIBA LE VIO " Aquel
encuentro de miradas termino en un encuentro
de corazones
y ¿ Que diremos de la mirada de Jesús a Pedro
después de que lo negara ? Dice el Evangelio
" VUELTO EL SEÑOR MIRO A PEDRO Y
PEDRO ACORDÁNDOSE DE LAS PALABRAS
DEL SEÑOR , SALIENDO AFUERA
LLORO AMARGAMENTE ... "
Así queridos Hermanos es la mirada de nuestro
Señor :
ojos mansos que desparramaron verdad
ojos de paz luceros de pureza
ojos que dan vida al Espíritu abatido
ojos de luz , ojos de infinita hermosura



ENERO 19 -- Mirando a Jesus -- CH Spurgeon

MIRANDO A JESÚS

Puestos los ojos en Jesús
autor y consumador de nuestra Fe
el cual por el gozo que tenia adelante
de El sufrió la cruz menospreciando
el oprobio y se sentó a la diestra del
trono de Dios
( Hebreos 12 : 2 ) )

Es siempre obra del Espíritu Santo el apartar nuestros ojos de nosotros mismos para ponerlos en Jesús ; pero la obra de Satanás es diametralmente opuesta a

ésta , pues él está continuamente procurando que nos miremos a nosotros mismos en lugar de que miremos a Cristo.

Satanás nos dice ; ‘‘ Tus pecados son demasiado grandes para ser perdonados ; tú no tienes fe, no experimentas sincero arrepentimiento, no podrás perseverar hasta el fin. Tú no tienes el gozo que tienen sus hijos y eres inconstante ’’.

Todas estas consideraciones se dirigen al propio individuo, y nosotros nunca hallaremos consuelo o seguridad si miramos allí.

Pero el Espíritu Santo aparta enteramente de allí nuestros ojos. El nos dice que nosotros no somos nada, pero que ‘‘Cristo es todo en todos’’.

Recuerda, por lo tanto, que no es tu adhesión a Cristo lo que te salva, sino Cristo mismo ; no es tu gozo en Cristo lo que te salva, sino Cristo ; no es ni aún tu fe en Cristo (aunque la fe es el medio), es más bien la sangre de Cristo. Por lo tanto, no mires a la mano con la que te tomas de Cristo, sino a Cristo mismo ; no mires a tu esperanza, sino a Jesús, la fuente de tu esperanza ; no mires a tu fe, sino a Jesús, el autor y consumador de la fe.

Nunca hallaremos felicidad por mirar a nuestras oraciones, a nuestras obras o a nuestros sentimientos. Es lo que Jesús es, no lo que nosotros somos, lo que da descanso al alma.

Si queremos vencer en seguida a Satanás y tener paz con Dios, tenemos que mirar a Jesús. Pon los ojos únicamente en él. Que su muerte, sus sufrimientos sus méritos, sus glorias, su intercesión se conserven frescos en tu mente.

Cuando te despiertes a la mañana, míralo a él. No permitas que tus esperanzas o tus temores se interpongan entre ti y Jesús. Síguelo diligentemente y él nunca te dejará

Menos de mi y mas de Ti Señor en mi vida !!!!!



ENERO 18 -- Guia Divina -- Paul Tornier

GUIA MISTERIOSA DE DIOS

Muestrame o Jehová tu camino y enseñame
tus sendas , encaminame en tu verdad
y enseñame porque tu eres
Tu eres el Dios de mi salvación
en ti he esperado todo el día
(Salmos 25 : 4--5 )

Dios nos guia a pesar de nuestras incertidumbres
y vacilaciones aun a través de nuestras fallas y errores
A menudo nos dirige hacia la izquierda solo para
traernos al final hacia la derecha o también nos trae
a la derecha luego de un largo desvió porque hemos
comenzado por error hacia la izquierda bajo la
creencia de que estábamos obedeciéndolo
El nos guia paso a paso , de suceso en suceso .Solo
luego de un tiempo al mirar hacia atrás del camino
recorrido y al reconsiderar ciertos eventos
importantes de nuestras vidas a la luz de todo lo
que paso o cuando consideramos todo lo que hemos
progresado en nuestras vidas realmente
experimentamos el sentimiento de que Dios
misteriosamente nos ha guiado
Fue El el que hizo que conociera a cierta persona o
el que nos hizo escuchar ese comentario o leer ese
libro con todas las consecuencias decisivas que
tuvieron en nuestras vidas , quizás no lo supimos
en ese momento el tiempo tuvo que pasar para
que lo veamos , así como los discípulos en el camino
de Emaús hablaron con Jesús sin reconocerlo
Fue EL el que nos alerto a través de un sueño
que comprendimos al principio una enfermedad
una duda un fracaso doloroso. De EL el que
también nos guió al éxito al descubrir un nuevo
e inesperado horizonte para nosotros
Ah ! esa es la verdadera respuesta a nuestro
perplejo problema de éxitos y fracasos
Dios tiene un propósito : La Biblia toda lo
proclama , lo que importa es que su plan debería
ser comprendido y cumplido , por lo tanto ya la
pregunta no seria si triunfamos o si fracasamos
sino si cumplimos los propósitos de Dios o no
La pregunta es si nos aventuramos con El o
en contra de EL
Tener éxito es por supuesto siempre algo que
satisface , pero el gozo es muy engañoso si
viene de una satisfacción por una ambición
que es contraria a la voluntad de Dios y por
supuesto que el fracaso es muy doloroso pero
el dolor es fructífero si forma parte de los
propósitos de Dios no es realmente un fracaso
En este caso la cruz , el supremo fracaso segun
el punto de vista de algunos es el sumo
triunfo de Dios debido a que es el medio de
obtener el propósito de salvación
Esta es la respuesta verdadera al doloroso
descubrimiento que no es posible establecer
un limite claro entre el éxito y el fracaso
¿ Que es éxito y que es fracaso ? .......
La respuesta correcta es la de Dios y es
esta :
Porque Dios es Dios nuestro eternamente
y para siempre el nos guiara aun mas allá
de la muerte
Salmos 48 : 14

ENERO 17 -- Mente de Cristo -- Joyce Meyer

MENTE DE CRISTO

Porque las armas nuestras no son carnales sino
poderosas en Dios para la destruccion de
fortalezas , refutando todo argumento
y toda altivez que se levanta contra
el conocimineto de Dios y llevando
todo pensamiento cautivo a la
obediencia de Cristo
( 2 Corintios 10 : 4--5 )

En cuanto tú comiences a reclamar tu mente del enemigo, el enemigo no va a querer rendir el lugar que él ha tomado en tu mente. Tú tendrás que pelear con sus mentiras y confusiones.
El primer paso que tendrás que tomar es declarar fuertemente que tú no permitirás que ninguna fuerza externa pensará por ti – ningún hombre y ningún espíritu hará esto. Hay leyes espirituales que los demonios tienen que obedecer. Ellos no pueden morar donde el hombre les dice que no estén. Tu poder está en el Nombre de Jesús, la Sangre de Jesús, y la Palabra de Dios. Pide a Dios que te dé discernimiento de las mentiras del diablo. Piensa acerca de lo que crees estar pensando. Cuando empieces a reconocer las mentiras en tu mente, defiéndete en voz alta. Esto significa hablar a Satanás y a las fuerzas demoníacas de manera fuerte, atándolos en el nombre de Jesús y prohibiéndoles que te mientan y que usen tu mente. Cuando tú tengas una mentira en tu mente, usa esta receta regularmente y reencontrarás tu paz, tu memoria, tus noches de descanso, y tu habilidad de concentración y entendimiento. Té estás en batalla –pero no estás solo— porque toda la gente de Dios pelea esta misma batalla (Efesios 6:12) ¡Enfoca tu mente en no rendirse! De acuerdo a Colosenses 3:2, pon tu mirada en las cosas de arriba y ¡permanece así! Mientras tú comienzas esta batalla, esta se verá peor que nunca. Esto se debe a que los poderes demoníacos están peleando para mantener su lugar en tu mente (y en aquello que estás pensando). Invoca la gracia de Dios en el nombre de Jesús, y Él te dará el poder del Espíritu Santo para vencer cada tentación del diablo. Recuerda que recobrar tu mente es un proceso. Todos fallamos de un tiempo en tiempo. Dios conoce nuestras debilidades; y por eso fue que nos dio I Juan 1:9. Simplemente pide perdón y observa la sangre de Jesús limpiando todo pecado. ¡No te des por vencido! Continúa clamando lo que te pertenece (tu mente y tu pensar te pertenecen), y Jesús te ayudará a vencer. II Timoteo 1:7 dice, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

¡LA RECETA DE DIOS PARA UNA MENTE SANA!

Cuando tu escuchas una mentira a través de tu mente, declara esto en voz alta: II Corintios 10:5 “Satanás tu eres un mentiroso. En el nombre de Jesús, yo no recibiré (ni creeré) tus mentiras.
I Juan 4:4 – “Les recuerdo que está escrito ‘El que está en mí es mayor que él que está en el mundo.’ Yo les ordeno doblen sus rodillas en el nombre de Jesús y que me dejen en el nombre de Jesús.” (Ahora tú has sacado la mentira afuera --así es como sacar malas hierbas de la tierra. Queda un hoyo cuando se saca la mala hierba, y tendrás que rellenar el hoyo donde salió la mentira con Escrituras de la Biblia). Filipenses 4:8 Comienza a pensar en la Palabra o empieza a cantar alabanzas a Dios. Has un esfuerzo conciente para llenar tu mente con pensamiento buenos, puros, sanos y buenos.

16 ENERO -- Espigando Promesas -- CH Spurgeon

Espigando promesas

‘‘ TeRuégo que me dejes ir
al campo, y recogeré espigas’’.
Ruth 2 ;2

Abatido y turbado cristiano, ven y espiga hoy en el amplio campo de la promesa. Aquí abundan las preciosas promesas, que satisfacen precisamente tus necesidades.
Considera ésta : ‘‘ La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará’’. ¿ No se adapta esto a tu caso ? Una caña desvalida, insignificante y débil ; una caña cascada, de la cual no sale música, y que es más débil que la misma debilidad. Aunque tú seas una caña cascada, él no te quebrará, sino que te restaurará y fortalecerá. Tú eres semejante al pábilo que humea ; ni luz ni calor proceden de ti ; sin embargo no te apagará. Soplará con su suave aliento de misericordia hasta transformarte en una llama.
¿Quieres recoger otra espiga ? ‘‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar’’. ¡ Qué suaves palabras ! tu corazón es tierno, y el Maestro lo conoce ; es por eso que te habla tan suavemente. ¿No quieres obedecerlo y venir a él ahora mismo ?
Toma esta otra espiga de grano : ‘‘ No temas, gusano de Jacob, yo te ayudaré, dice Jehová y tu Redentor, el Santo de Israel’’. ¿Cómo puedes temer, teniendo una seguridad tan admirable como ésta ?
Tú puedes recoger diez mil espigas de oro como éstas : ‘‘ Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como a niebla tus pecados’’.
‘‘ Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos ; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana’’.
‘‘ El Espíritu y la Esposa dicen : Ven, Y el que tiene sed, venga ; y el que quiere, tome del agua de la vida de balde’’.
El campo de nuestro Maestro es muy rico ; he aquí los manojos. ¡ Mira, están delante de tí, tímido creyente ! Júntalos, aprópiatelos, pues Jesús te ordena tomarlos. ‘‘ No temas, cree solamente’’. Toma estas dulces promesas, desgránalas con la meditación, y aliméntate de ellas con gozo.

ENERO 15 -- Precioso Jesús - Ch Spurgeon

PRECIOSO JESUS

Llena esta mi boca de palabras buenas
Dirijo a ti Rey mi canto
Eres el mas hermoso de los
hijos de los hombres
La gracia se derramo en tus labios
Por tanto Dios
te ha bendecido para siempre
( Salmo 45 : 1--2 )



La persona de Jesús es una entera joya, y su vida es una sola impresión del

sello. Jesús es enteramente perfecto, no solo en sus distintas partes, sino también en su gloriosa integridad. Su carácter no es un conjunto de colores mezclados confusamente, ni un montón de piedras puestas desordenadamente unas sobre otras. Jesús es un cuadro de belleza y un pectoral de gloria.

En Él “todas las cosas que son de buen nombre” tienen su debido lugar y se embellecen recíprocamente. Ningún rasgo de su gloriosa persona llama la atención más que otra; Él es perfecto y enteramente codiciable. ¡ Oh Jesús !

Tu poder, tu gracia, tu justicia, tu ternura, tu verdad, tu majestad y tu inmutabilidad forman un hombre tal, o mejor dicho, un Dios-hombre tal que ni el cielo ni la tierra ha visto jamás. Tu infancia, tu eternidad, tus sufrimientos, tus truinfos, tu muerte y tu inmortalidad están entretejidos en un magnífico tapiz, sin costura ni rasgadura.

Tú eres música sin disonancia; eres un todo sin división; eres todas las cosas sin diversidad. Como todos los colores se funden en un resplandeciente arco iris, así también todas las glorias del cielo y de la tierra se hallan en tí, y se unen tan maravillosamente, que no hay ninguno como tú en todas las cosas. Si todas las virtudes de las cosas más excelentes formaran un ramo, no podrían rivalizar contigo, espejo de toda perfección. Tú has sido ungido con el santo óleo de mirra y casia, que tu Dios reservó sólo para tí; y tu fragancia es como el perfume santo, que ninguno puede imitar, ni aún el perfumista. Cada parte es fragante, pero el compuesto es divino.

Precioso es Jesús, mi Jesús,

Precioso es Jesús, mi Jesús,

Mi gloria será su rostro mirar,

Él es mi precioso Jesús.